Una planta capaz de cambiar al mundo, ¿realidad o ficción?

Subo a un bus y me fijo en una chica que ni bien subirse deja caer un encendedor. Ahora está dormida con el celular en la mano y los audífonos puestos. Supongo que se siente segura de que nadie le robará el aparato porque va con una amiga, que no duerme.

Cuando faltan un par de estaciones para llegar al final de la ruta, la amiga la apura para que se bajen porque atrás viene otra que necesitan para trasbordar. La chica se levanta torpemente y sale corriendo con la otra. Me distraigo viendo por la ventana. El bus lleva apenas unos pocos pasajeros. Miro hacia las sillas donde estaban sentadas las chicas. Veo un paquete. Pienso barbaridades, pienso con el miedo. ¿Será un explosivo?

Mi curiosidad puede más. Me cambio de silla, echo un vistazo y veo algo que parece ser ropa. Dejo de lado el asco que siento al imaginar tocar algo que no es mío y del que ignoro su historia. Mi curiosidad se fortalece. Al llegar al destino agarro la bolsa y espero hasta llegar a casa para ver qué hay dentro.

Saco el contenido. Una camiseta con olor a tela nueva y a yerba. El olor a cannabis me saluda. Pienso en lavar la prenda y en enviarla a la donación de ropa. Reviso la bolsa para ver qué más hay. 5 cogollos o flores de marihuana. Las olfateo sin sacarlas de la bolsa hermética en la que están guardadas. Tienen notas dulzonas. Sin entender nada me río. Había pensado en dormir cerca de flores de cannabis para ver qué información podía captar pero no sabía cómo iba a conseguirlas.

El anterior es otro de los episodios que he vivido con una planta que, como muchas, ha sido sagrada en varias culturas y durante milenios. Yo, que también sufrí la guerra contra Pablo Escobar y que por eso aprendí a detestarla, tuve que pasar varias fases antes de entender que el problema con la planta no es de ella sino que se lo inventó el hombre, que la codicia es la responsable de tantas muertes, de tanto sufrimiento.

En líneas generales la prohibición que Estados Unidos hizo de este ser y que luego ha usado como plataforma para exportar su línea de pensamiento va así:

En 1937 DuPont patenta procedimientos plásticos hechos a partir de petróleo y carbón, además de un procedimiento con sulfato (cada vez menos usado en los detergentes) para hacer nylon y papel con pulpa de madera. Ese mismo año se aprueba un impuesto al cultivo de cannabis que, si fuese legal, sería una materia prima ideal para producir plástico / nylon y papel. Estados Unidos había recibido la patente de estos procedimientos químicos durante el proceso de compensación por las pérdidas causadas por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial.

En 1942 el Departamento de Agricultura de Estados Unidos produce el video Cánamo para la victoria para promover el cultivo de cáñamo, materia prima para el cordaje para barcos, paracaídas y otros elementos importantes durante la Segunda Guerra Mundial, pues tenía cortado el acceso a China y Filipinas, que eran sus proveedores principales. El cannabis es tan importante en ese momento que desde ese año y hasta 1945 los agricultores que lo cultivaban, así como sus hijos, son exonerados del servicio militar.

En 1952, durante el gobierno de Harry Truman, se firma el Acta Boggs, por el senador demócrata Hale Boggs, que modifica la importación y exportación de drogas narcóticas y define penas de 2 a 10 años de cárcel y multas de hasta US$20.000 a quien trafique con ella.

En 1970 Nixon pide a la Comisión Shafer que estudie los efectos del cannabis en el organismo. Los resultados muestran que su potencial adictivo es prácticamente inexistente y que NO está relacionada con delitos violentos por lo que se recomienda evitar castigos graves a sus consumidores. Nixon ignora la recomendación y la incluye en el Acta de Sustancias Controladas que declara ilegal cualquiera de sus usos.

Hoy se dice que de esta planta se pueden extraer medicamentos que reemplazarían entre el 10 y el 20% de los que se formulan actualmente.

El investigador israelí Raphael Mechoulan, descubridor del THC en 1964, ha continuado con el trabajo que hizo en la década de 1930 el científico Taylor en la universidad de Princeton, estudios que han llevado a descubrir alrededor de 400 compuestos terapéuticos de los más de 1000 que se cree contiene este vegetal.

De la planta de cannabis también se puede extraer aceite, proteína con ácidos omega 3, combustible para vehículos, material de construcción resistente al fuego y telas con calidades que van desde la seda, pasando por el lino, hasta llegar al paño, sin embargo toda la atención se ha puesto en las flores y en sus efectos psicotrópicos.

Estos datos complementan la intervención que hice en el programa A Medianoche en Caracol Radio la madrugada del pasado sábado, 7 de julio de 2018. El podcast se puede oír en los enlaces siguientes:

Parte uno

Parte dos

Parte tres

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